Finalizada la XLVII Peregrinación Diocesana a Lourdes, con la alegría de la misión cumplida… por el momento, pues si bien ya estamos todos de regreso, y llenos de una felicidad desbordante por los días vividos en el Santuario Mariano de Lourdes, la misión no ha hecho más que comenzar, para llevar todo lo que hemos podido vivir a nuestro día a día. Por eso, y haciendo un juego de palabras con el lema de los Santuarios, pasamos de la “Alegría de la Misión”, a la Misión de la Alegría.

Finalizada la espera de este curso 2015, la Peregrinación daba comienzo en sus actos el pasado Sábado día 20, con la llegada de los 200 peregrinos que se alojaron en el Accueil Notre Dame. La ilusión de la llegada a Lourdes se notaba en el ambiente, y todos querían pasar lo antes posible por la renovada Gruta de Massabielle, para ver los cambios, pero ésta sólo era la excusa para dar los buenos días a Nuestra Señora, y empezar a rogar por su intercesión de todas las peticiones que hemos traído de aquellos que se han tenido que quedar físicamente en Murcia, pero que nos han acompañado durante estos días.

La Peregrinación de este año ha vuelto a ser, igual que el año pasado, una sucesión de emociones desde el primer día. En la presentación de la misma ya se empezaron a ver las primeras lágrimas de felicidad y nostalgia por aquellos que, por un motivo u otro, no nos han podido acompañar. Este año en especial hemos recordado a D. Javier Azagra, que si bien el año pasado ya no nos acompañó ya por su delicado estado de salud, este año ha disfrutado de la Peregrinación desde el palco del Cielo que seguro ha podido ocupar estos días de manera preferencial. También ha sido una Peregrinación especial para D. Francisco José Azorín, que estrenaba su cargo de Viceconsiliario de la Hospitalidad en Lourdes.

Se aprovechó este primer acto para hacer entrega de las medallas de bronce y plata a aquellos camilleros y enfermeras de la Hospitalidad que alcanzan la condición de Auxiliares y Hospitalarios, respectivamente. El día finalizó con las celebraciones penitenciales para enfermos y para el resto, disponiéndonos así a vivir plenamente estos días de Peregrinación.

El Domingo arrancó con nuestra participación en la Misa Internacional, junto con el resto de Hospitalidades presentes, fuese cual fuese su idioma, destacando así la universalidad de la Iglesia.

Durante esta jornada, al igual que toda la Peregrinación, el tiempo acompañó con Sol todos los días, incluso en algunos momentos un poco de calor de más, pero que sin duda se agradece para poder disfrutar del entorno y de los actos sin tener que ir corriendo por la lluvia.

Así, la foto de grupo y, después de comer, la Procesión del Santísimo, pudieron lucir espléndidamente. El Palio fue flanqueado por 4 hospitalarios de Murcia y el Obispo de la Diócesis, D. José Manuel Lorca, junto con otros homólogos, acompañaron la Custodia hasta el altar de San Pio X, donde se hizo el silencio y la penumbra para adorar a Cristo Eucaristía.

Tras la cena, los enfermos celebraron su particular Via Crucis, donde quien quisiera, podía ir dando su testimonio, ejemplo para los demás de como Jesucristo se hace presente y ejemplo de aceptación de enfermedades, minusvalías y dolencias.

Los Jóvenes también aprovecharon la noche del Domingo. Testimonios de Jóvenes, de Graci Manchado, Hospitalaria casi de nacimiento de San Javier que animó a los jóvenes a seguir participando en la Peregrinación y de Jesús Fernández de Murcia, que relató sus últimos cinco años que comenzaron con un aparatoso accidente de tráfico que le hizo volver a nacer, para descubrir la Fe. Concluía su intervención diciendo que para hacer apóstol a San Pablo, Dios lo tiró del caballo… Para que yo fuera feliz me hizo caer de una moto… Sin duda, un momento muy intenso en la Peregrinación.

A mitad de la Peregrinación, la jornada del Lunes nos deparó algunos de los momentos más intensos. Temprano comenzó la Unción de Enfermos en la que toda la Hospitalidad unida pidió a Dios la salud de cuerpo y alma de todos los enfermos. Un año más, el Cristo de Galilea volvió a pasar entre los enfermos, sanando y consolando.

En dicho acto, el equipo médico de la Hospitalidad, encabezado por su director, el Dr. Jerónimo Tornel y por la responsable sanitaria Teresa López, participó activamente tanto en las diversas lecturas de la celebración como en la administración del Sacramento de la Unción, acompañando por parejas a cada sacerdote, portando los Santos Óleos. Gran representación sanitaria la de este año, incluso más que el año pasado con 28 personas entre médicos, enfermeros y farmacéuticos, con mucha gente joven que promete seguir viniendo todos los años.

Acto seguido, mientras Peregrinos y Hospitalarios subían la montaña con el Consiliario Luis Emilio Pascual para celebrar su Vía Crucis y otros tantos celebraban el Via Crucis testimonial con Francisco Pagán (para aquellos que no pueden subir a la montaña), los enfermos se preparaban para la Hora Santa: un encuentro con Cristo presente, conducido por los Padres Carmelitas Amando y Juan Antonio, que sostenidos por la experiencia de Santa Teresa de Ávila, utilizaron en varios momentos sus reflexiones para acercar el encuentro del Santisimo a los enfermos y voluntarios que allí estaban. Muchas lágrimas de emoción se derramaron por el encuentro individual de Jesucristo que estuvo grande con cada uno de los hermanos. Jesús Eucaristía pasó uno por uno, parándose delante de cada enfermo y bendiciéndolo.

Esa tarde, quien quisiera podía cumplir uno de los mandatos que la Virgen dejó a Santa Bernardita, de ir a lavarse a la fuente: turno de piscinas para nuestros enfermos que continuó con el paso por la Gruta de las Apariciones, tocando y besando la bendita roca donde María puso su pie.

Antes de la Procesión de las Antorchas, se realizó, por un lado, la ofrenda de los niños de agua en piscinas, donde depositaron flores, pañales, caramelos… Que podrán ser utilizados por aquellos niños que vayan a bañarse en el agua de Massabielle. Por otro lado, los enfermos vivieron una fiesta, sólo como los españoles sabemos hacer: música y fiesta a cargo, entre otros, de algunos de nuestros enfermos, de la Hospi Junior y algunos amigos de las delegaciones, como por ejemplo Totana.

Noche agradable la que acompañó para la Procesión Marial de las Antorchas, donde igual que el año pasado, la Hospitalidad de Murcia tuvo el honor de volver a presidir, siendo portada la imagen de la Virgen por ocho camilleros murcianos, formando su cortejo cuatro enfermeras de la Hospitalidad y portando la Cruz-guía un miembro del equipo sanitario. La Procesión fue encabezada por la nutrida delegación Murciana.

El último día, misa de despedida en la Gruta, presidida por el Sr. Obispo, que invitó a todos a “hacer el esfuerzo de saber transportar este espíritu de caridad y alegría para vivir Lourdes en la casa, en el trabajo y en cada una de nuestras responsabilidades”. A destacar cómo lucía la Gruta que tenía color murciano 100%, con los 21 sacerdotes y 2 seminaristas que acompañaban al Obispo de la Diócesia D. José Manuel Lorca. Otro gran equipo el de los sacerdotes, que han estado en todo momento vigilantes a las necesidades tanto de voluntarios como de peregrinos y enfermos durante estos días, e incluso han participado en algunos servicios.

El Presidente Diocesano, Joaquín Martínez asegura que un año más se ha vuelto a producir el milagro de Lourdes en la aceptación de la enfermedad y la alegría. “Volvemos a casa con las pilas cargadas, llenos de la gracia del Señor”, asegura, explicando además que ser hospitalario “es una forma de vida” por lo que no todo queda en los días de peregrinación, sino que el hospitalario trabaja durante todo el año.

1.300 personas que han hecho presente otro de los salmos repetidos durante la Peregrinación: “El Señor no mira tanto la grandeza de las obras, sino el amor con que se hace” homenajeando este V Aniversario del nacimiento de Santa Teresa. Y así, ha sido, la Gracia de Nuestro Señor, con la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, se ha derramado en los 1.300 corazones que han peregrinado y ahora son Sal que se derrama en nuestras casas, porque Lourdes no es sólo estos 4 días de Peregrinación, sino que Lourdes debe entenderse como una forma de vida de Amar, Dar, Servir y Olvidarse de uno mismo para entregarse a los demás.

Ayer concluyó la XLVII Peregrinación Diocesana 2015, y hoy falta un año justo para que empiecen los actos de la XLVIII Peregrinación Diocesana 2016: Hospitalario, empieza a cuadrar tus vacaciones, Sanitario, empieza a ajustar tus guardias, Sacerdote, empieza a “pedir favores” para poder tener ese fin de semana libre.

Peregrino enfermo, no dejes de rezar todo el año, la Virgen te escucha. Recuerda que lo vivido estos días sólo sirve para reconfortarte y hacer que tu cruz sea más llevadera y que sea ejemplo que eres para los voluntarios que te han ayudado físicamente. Tú eres el verdadero voluntario espiritual.

Gracias por tu servicio. Queda un año… del 24 al 29 de Junio de 2016… y la cuenta comienza ¡YA!

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